Me estoy convirtiendo en toda una experta en miradas, la mascarilla me limita mirar toda la expresión facial cuando te tengo delante. No veo tu sonrisa, a pesar de estar allí; no leo tus labios, aunque me estén hablando … sólo veo tus ojos.
Me he dado cuenta de que hablamos con la mirada, que nuestra comunicación no verbal se intensifica. Ahora nos miramos y hemos aprendido a hablar sin decirnos nada, porque lo hacemos con los ojos y los gestos.
Cuánta razón quien dijo por primera vez, que la mirada es el reflejo del alma. Te he visto todas las emociones en los últimos meses: angustia, tristeza, incertidumbre, agotamiento, decepción … y también ilusión, motivación y positivismo.
No las reprimas, cada una tiene su motivo y te ayudan a adaptarte al entorno y actuar en consecuencia. Ahora bien, cuando veo que una se mantiene en el tiempo y te acaba limitando, que te sometes a ella y no reaccionas, te desorienta … entonces es cuando me adelanto y te ofrezco mi mano. Sabes que moveré cielo y tierra para ver de nuevo luz en tu mirada, por verte feliz y no voy a parar hasta saber que eres tú de nuevo.
Esto es lo que me da sentido cuando estoy en Nexus: asesorarte, guiarte y acompañarte en todo momento, hasta ver tu mejor versión.