Si me conoces personalmente, sabes que no ha sido fácil. Si me sigues en las redes, sabes que no desisto nunca, que por muy oscuro que esté, siempre busco el rayo de luz.
Cuando me dices que te ayuda leerme, para mí es puro oxígeno, una fuente de esperanza que me hace ver que las personas somos fuertes por naturaleza. Sólo tú puedes decidir el camino que deseas, y cambiar el rumbo si es necesario.
¿Eres lo que piensas en pozos, o en túneles? Tanto en uno como en el otro, hay luz al final. En uno costará más que en el otro salir, pero si no se prueba, no se sabe. Lamentarse y esperar que hacen los demás, sabes que en el fondo no te lleva a ninguna parte. Yo soy de las que, ante las adversidades, soy más positiva que nunca para poder afrontarlas con fuerza y ánimos. Y, ¿sabes una cosa? Siempre descubres grandes oportunidades.
Estos últimos meses han sido convulsos, inciertos y angustiosos, es cierto. Me he quejado, claro que sí, aunque lo justo para quitarme este peso, me ha ayudado compartirlo con las personas que confío, y sé que me escuchan y me entienden.
Una vez compartido, me he parado a pensar qué bueno podemos sacar de toda esta situación. Y creedme que está el lado positivo: nos hemos vuelto más humanitarios, hemos dado valor al tiempo, el descanso, hemos optimizado herramientas en el trabajo, hemos valorado el comercio de proximidad, hemos tendido la mano al de al lado, y hemos buscado sinergias con quien nunca lo hubieras hecho, para colaborar y ayudarnos entre sí.
Podemos decir que hablamos de RESILIENCIA, esta capacidad que tenemos todos (tú y yo también) de afrontar las situaciones adversas de manera positiva, y extraer un resultado óptimo.
He estado resiliente tantas veces, que me declaro ¡IMPARABLE! De esta etapa extraigo optimismo, felicidad, fuerza, inteligencia, y como no oportunidades: nuevas líneas de negocio, nuevos tratamientos y servicios que no te dejarán indiferente.
Este es mi secreto para conseguirlo: rodearme de los mejores, compartir, planificar y pensar estratégicamente, pero, sobre todo, seguridad en mí y en los míos.
Este tren no para, ¿subes conmigo?
Un abrazo,
Montse