Cambiar de hábitos para obtener mayor rentabilidad del tiempo es favorable para el bienestar, la salud y el envejecimiento con calidad de vida.
¿Ocho horas de sueño reconfortante y reparador (al menos eso es lo ideal) y que hacemos? despertar y empezar a correr! todo un día nos espera repleto de cosas que hacer. Preparar desayunos; llevar los hijos o hijas a la escuela; ir al trabajo donde tenemos una larga lista de cosas que hacer, aparte de planificar nuevos objetivos; hacer la compra; ir al gimnasio; preparar las comidas del día y del día siguiente; planificar el fin de semana …
Y acabamos pasando el día, como decía Victor Küppers, “yendo por la vida como pollos sin cabeza”. Si nos lo imaginamos es bien cómico, a pesar de ser real. ¿Queremos ser pollos sin cabeza? ¡La respuesta es no! Queremos disfrutar del regalo de la vida. Así pues, hay que remediarlo.
¿Gestionar mejor el tiempo? ¿O mejor, gestionarnos nosotros? Reflexionemos.
Ladrones de tiempo, un concepto en boca de muchos actualmente. ¿Y qué son? Pues aquellos minutos que no contabilizamos ni tenemos previstos, que van sumando y hacen que, al finalizar el día, no hayamos podido conseguir lo que nos hemos propuesto. Esto nos genera estrés, frustración y mal humor. Consiguientemente, debilita la salud, el bienestar y nos envejece prematuramente.
Por lo tanto, les podríamos decir Ladrones de vida o Ladrones de valor porque, al fin y al cabo, lo que acaban robándonos es poder hacer lo que nos alegra, nos motiva y realmente valoramos: familia, pareja, descanso, diversión.
Démosle un valor a nuestro tiempo. Calculemos cuánto valen nuestras horas de trabajo, según el sueldo. Extrapolamos este valor a todas las horas del día. Por ejemplo, si una hora de trabajo equivale a 20€, una hora de nuestra vida vale 20€. Cada vez que hacemos algo que no nos guste, no nos llena, no nos corresponda, pensemos que estamos perdiendo 20€. ¿A lo largo del día, cuánto dinero hemos perdido? ¿Nos compensa?
Evitemos pues malos hábitos arraigados y adoptamos otros nuevos (¡dicen que en 21 días podemos interiorizarlos, así pues, vamos a ello!):
- Decir NO cuando queremos decir NO. Si no es una tarea nuestra, si no nos apetece, si en ese momento tenemos algo más urgente. Comunícalo empáticamente, argumenta el porqué y comprobarás que no pasa nada, todo lo contrario.
- Orden: si mantenemos orden en casa (armarios, cocina, sala de estar, habitación …); en el trabajo (mesa de despacho, documentación, espacios …) tendremos la mente en orden, y evitaremos el caos.
- Organización: revisamos la agenda domingo por la tarde, y cada día al finalizar miraremos la del día siguiente. Estableceremos un plan de acción diario, mensual y anual. ¡Priorizaremos lo más importante para nosotros! Conoces la rueda de la vida? La adjuntamos más abajo, en 1 minuto sabrás qué es lo que te pone “palos en las ruedas” para no dejar que la vida fluya hacia donde tú quieres.
- Priorizar objetivos: Definiremos qué es lo más importante para nosotros y, sobre todo, ¿porqué?
- No procastinar (dejar para más adelante y postergar en el tiempo tareas pesadas)
- Aprender a tomar decisiones ágiles. Nos equivocaremos alguna vez, sí, pero así también aprenderemos.
- Delegar y confiar! No hacemos las cosas mejor que nadie. Seamos flexibles y aceptemos otras maneras de hacer.
- Comunicarse y coordinarse: Si formamos parte de un equipo, o incluso en familia, no duplicamos tareas ni esfuerzos.
- Trabajar la concentración en intervalos cortos de tiempo, sin interrupciones.
Los ladrones de tiempo no nos roban solo tiempo, nos roban lo que de verdad queremos ser y conseguir.
La celebración del Dia por la Reforma Horaria, el pasado 28 de noviembre, nos ha hecho reflexionar. El objetivo es avanzar la hora de terminar la jornada laboral para poder dedicar más tiempo a tu familia, a hacer deporte, el ocio … en definitiva, a uno mismo y al descanso.
Y de aquí ha salido el post de hoy. ¡Valoremos nuestro tiempo, porque nunca vuelve!
Os dejamos unas frases para continuar reflexionando, y para tenerlas cerca, para cuando ves que no tienes tiempo, que no te sientes capaz, que te hundes y te estresas.